miércoles, 25 de enero de 2012

Los pensamientos son lo que son,sombras que pasan,no son ni buenos ni malos en sí,sólo las acciones cuentan.

En el tren, muchas caras me eran familiares, y yo no era lugareño pero no es nada extraño, y tiene sus explicaciones, yo estaba de pie en el pasillo, y ya me había acostumbrado a las caras elegidas por mi vista que no sabia donde caer al principio, ya que cada vez que giraba los ojos un poco, caía sobre una cara diferente, acabo pues, dentro de esa multitud, sentada, asentada, y bien cómoda, eligiendo algunas caras para no ajetrear mi visión. Las elegí relajadas y agradables lógicamente. Y así después de veinte minutos de viaje te acaban siendo familiares. Pero en cuando paró el tren y todas aquellas caras se tensaron para avisar a sus dueños que tengan que levantarse para recoger sus pesadas maletas, toda familiaridad antes sintetizada desapareció. Y mis caras elegidas se desvanecieron .… Y así ocurrió, mis pensamientos quedaron colgados cada uno de ellos por un hilo invisible y balanceaban para juntarse de nuevo tal acróbatas aficionados. Caerán, no caerán. Mis pensamientos sin mi no valen nada. Entonces les recogí al vuelo cuidadosamente, y les puse en mi maleta para que nos los devore el magnético y feroz paso del tiempo. Se acurrucaron confiados, y en un momento dado pensé: Que idiotas, sin mi no valen nada, sólo son pensamientos bastardos, fugaces y ni siquiera tengo con quien compartirlos. Y decidí sin dudarlo llevarlos al matadero antes de que tomen asiento en mi desaliñada y escuálida memoria, antes de que cobren importancia que no merecen.. El otro día en la cola del súper asesiné a unos cuantos que me surgieron de por debajo de la falda de la cajera.

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